Lados

Magazine dedicado a la difusión de todo tipo de contenidos culturales; música, moda, arte y cine entendiendo cada una de estas disciplinas como una representación de las diferentes vías de expresión de la capacidad interior de múltiples personalidades

Peaking lights

¿Qué fue primero el amor o la música? Del amor nació Mikko, hijo del matrimonio que forman Indra Dunis y Aaron Coyes, el cual discurre por la tangente de la normalidad. Desde su estudio en Wisconsin son capaces de convencer y sorprender con su imaginación y creatividad, encontrando la fórmula perfecta que da vida a este proyecto de alquimia dub-pop casera.

¿Qué fue primero el amor o la música? Del amor nació Mikko, hijo del matrimonio que forman Indra Dunis y Aaron Coyes, el cual discurre por la tangente de la normalidad. Desde su estudio en Wisconsin son capaces de convencer y sorprender con su imaginación y creatividad, encontrando la fórmula perfecta que da vida a este proyecto de alquimia dub-pop casera.

 

La música de Peaking Lights es capaz de trasladarte a otro lugar, un espacio libre de problemas, resultado de una línea de bajo potente y embriagadora así como de los vocales de Indra a los que se les suma el aporte electrónico de sintetizadores de producción artesanal.

 

Después de su álbum de debut “936” (2011), llegan a España para presentar su nuevo trabajo “Lucifer”(Pias, 2012). ¿Qué fue antes Peaking Lights o Dunis y Aaron?

 

Aaron: Dunis y Aaron nació primero. Ambos teníamos residencia en Bay Area, nos movíamos por los mismos ambientes y llegamos a coincidir en un concierto de la antigua banda de Indra hace casi diez años pero no fue hasta 2006 cuando nos hicimos amigos y empezamos a salir. Muy pronto comenzamos a tocar, improvisábamos juntos, a pesar de tener un pasado musical bastante distinto poseíamos inquietudes similares y decidimos embarcarnos en este proyecto.

 

Desde entonces ha habido cambios en vuestras vidas, el más importante el nacimiento de vuestro hijo Mikko hace poco más de un año. ¿Qué retos o dificultades emergen a la hora de trabajar con vuestra pareja que no existían cuando integrabais los grupos de los que procedéis?

 

A: Es difícil desconectar, se trata de una relación a dos niveles y eso lo convierte en algo mucho más intenso que los proyectos individuales en los que he estado. Considero que la comunicación es lo más importante para que esto continúe hacia delante.

 

Indra: Hemos de ser completamente sinceros y conducir el uno al otro en la dirección correcta, expresar todo aquello en lo que no estamos de acuerdo porque pasamos juntos muchas horas al día, si no sería imposible.

 

En vuestros árboles genealógicos encontramos que ambos procedéis de familias en la que varios de sus miembros eran músicos o tenían una vinculación con la música. ¿Cómo consideráis que este hecho tuvo relevancia a la hora de definir vuestros primeros contactos con la música? ¿Cuándo comenzasteis a crear vuestro propio material?

 

A: Mi padre tocaba multitud de instrumentos aunque se centraba en la guitarra, le gustaba el blues, mi madre era instructora de aerobic, había una gran cantidad de dicos de funky en casa, y me encantaban. Por otro lado mi bisabuelo tocaba el clarinete y el saxo en la orquesta de Paul Whiteman. Esta mezcla hace que este abierto a escuchar cualquier clase de música, y te das cuenta de que la música esta en todas partes, después de tener un hijo aprecias que la música empieza con el primer latido del corazón.

 

I: Mi padres y abuelos eran algo más clásicos, así que yo estudie piano clásico, mi madre cantaba conmigo mientras yo tocaba, desde muy joven desarrolle un sentimiento positivo hacia la música pero me intimidaba escribir mis propias canciones, creía que se necesitaba ser compositor profesional o conocer mucha más teoría; a los diecinueve después de aprender a tocar la batería sentí que era capaz de hacer lo que quisiera así que junto con una amiga compusimos un par de canciones punk, la verdad es que sonaban muy bien.

 

De aquellas primeras experiencias. ¿Existe algún elemento o matiz que aún se vea reflejado en “Lucifer”, vuestro último álbum?

 

A: Aún mantenemos esa actitud punk que desarrollamos en aquella etapa, gozábamos de total libertad para hacer lo que quisiéramos, eso nos permite experimentar y sentirnos bien con lo que hacemos.

 

 

“936” fue un álbum que sorprendió por la belleza de sus cortes y la voluntariedad de transmitir tranquilidad al oyente, un álbum que rezumaba paz por todos los costados ¿Es “Lucifer” una continuación de vuestro anterior LP?

 

I: Lucifer es una prolongación de nuestro primer disco, posee pinceladas groove, pop, psicodelia, electrónica… Estamos dentro del mismo ciclo, son dos trabajos que conectan en muchos aspectos.

 

A: Nos gusta que el oyente se sienta realmente bien al escuchar la música que escribimos. En el proceso de creación no consideramos una canción como un ente independiente si no como la parte de un todo, ha de estar integrado en el contexto del álbum.

 

“Summertime”, “All the sun that shines”, “Amazing and wonderful” son cortes cuyos títulos y contenidos invitan a pensar que la pareja y el grupo atraviesan momentos dulces.

 

A: Queremos transmitir buenas sensaciones con nuestras canciones, esa es una de  las principales motivaciones que encontramos. Naturalmente nosotros estamos pasando por un buen momento pero mucha otra gente no.

 

I: Por otro lado “All The Sun That Shines” fue un tema que escribimos juntos, es una canción de amor para todos aquellos afortunados que también estén enamorados.

 

Uno de los cortes del álbum que encontramos más interesantes por su tempo y delicadeza es “Hey Sparrow”. ¿Qué trasfondo esconde esta canción?

 

I: Quizás pueda sorprender pero es una canción muy simple, inspirada aunque pueda parecer extraño, por el vuelo de los pájaros. Es algo ordinario, la gente no se fija en ello, lo ve como algo natural pero es magnífico y muy plástico, hay otras muchas cosas en la naturaleza de las cuales no sabemos apreciar su belleza. Tampoco somos conscientes de la importancia del medio ambiente creo que deberíamos de mirar a nuestro alrededor, apreciar con más detalle lo que tenemos y cuidarlo con más mimo.

 

Terminamos esta grata charla destacando una de las particularidades que pudimos observar en el documental de la banda titulado “Turn On, Turn In, Drop Out” como era la cantidad de instrumentos que poblaban vuestro estudio en Wisconsin. Incluso creáis vuestros propios sintetizadores mediante el reciclaje de instrumentos en desuso y radios antiguas. Dentro de esa libertad creativa de la que disfrutáis se antoja complicado encontrar el sonido que uno busca antes de comenzar a escribir.

 

 

 

A: En ocasiones tardas diez minutos, otras en cambio tardas diez meses. No tengo una idea preconcebida clara de lo que deseo antes de entrar al estudio. Simplemente experimento hasta que encuentro algo que me agrada.

 

I: La música simplemente aparece. Hay cortes en los que hemos trabajado mucho tiempo en la parte melódica, otros en cambio nacen de la improvisación. Podemos tener una idea de como  lo queremos pero al mismo tiempo nunca eres consciente de cómo va sonar hasta que no está terminado.

 

Peaking Lights demuestran en cada tema la “Rara Avis” que llevan dentro, el amor por la música y todo lo que le rodea,  haciendo de sus composiciones siempre algo único y especial. Peaking Lights creadores de sonidos y artesanos de sus propios instrumentos.

 

 

600x1000_peaking-lights80760.jpeg

Texto Jaime Suárez
10-05-2013
Música