Lados

Magazine dedicado a la difusión de todo tipo de contenidos culturales; música, moda, arte y cine entendiendo cada una de estas disciplinas como una representación de las diferentes vías de expresión de la capacidad interior de múltiples personalidades

Pond

“Al final de tu vida lo único que vas a tener en mente es si has sido fiel a tu integridad como artista o si has cedido a las imposiciones comerciales para hacerte más rico.”

Algunas teorías sostienen que la Historia es cíclica. Que el hombre vive sumido en una espiral de la que no es consciente. En este caso, en una que proyecta luces de colores. Si en los años sesenta y setenta, la psicodelia emergía como una forma de oponerse a la cultura y al deterioro vital que provoca la rutina, hoy en día este tipo de arte experimenta otra vez su época dorada. Nuevamente, una imprescindible vía de escape a los límites impuestos por la actual, que no inédita, realidad. Y quién mejor para perpetuarla que los hermanos siameses de Tame Impala.

Siameses en sonido y procedencia, pero también en integrantes, los australianos Pond presentan su quinto disco, “Hobo Rocke” (Modular Records, 2013), que verá la luz el 5 de agosto. En esta nueva gira, el líder de la banda, Nick Allbrock, se centrará en ella en exclusiva, pues ha decidido desertar como bajista de Tame Impala. Lo sustituirá (y aquí viene el embrollo) Cam Avery, quien a su vez toca la batería en Pond. Al final, todo queda en casa...  “Nick quiere intentar introducirse otra vez en la sociedad, tiene más proyectos y con Tame Impala hacemos giras mundiales que lo extenuaban...quiere centrarse en este nuevo álbum. Cam lo sustituirá y, de hecho, ¡esta noche es su primer concierto! Está muy nervioso...es un nuevo reto para él”, nos cuenta Jay Watson, el otro miembro de ambas bandas.

 

 

El nuevo LP, consecutivo al exitazo del año pasado, “Beards, Wives, Denim” (2012), manifiesta que este proyecto paralelo cada vez tiene menos que ambicionar al de Kevin Parker. Poco a poco, Pond se descuelga la etiqueta de hermano menor, entre riffs de guitarras, reverbs, percusiones, y demás efectos psicotrópicos. “Es inevitable que nos comparen claro, a nosotros nos gusta. Quizá Pond es más rock and roll, más garage... Kevin es muy paisajista, más “psique”, crea música cargada de belleza. Tame Impala es pura psicodelia, nosotros algo menos...aunque tampoco sabría definirnos. No sé si somos la cara oscura de la moneda, pero más que psicodelia, hacemos locodelia”, bromea Cam Avery. Para hacer boca, ya disponemos de un primer tema del nuevo álbum: “Giant Tortoise”, una deliciosa explosión que proyecta el caótico mundo interior de sus creadores. “Grabamos “Hobo Rocket” en un fin de semana, cuatro días que vivimos intensamente. Nos encerramos, lo hicimos, y luego Kevin lo mezcló. Nuestro objetivo era capturar en un disco la intensidad de una puesta en escena, un directo de Pond, y creo que lo hemos conseguido. Lo único que podemos hacer es intentar crear siempre discos excelentes y así, el día en que dejemos este mundo, estaremos orgullosos, al menos, de haber logrado aunque sea un disco bueno”. 

Hace ya cinco años que este grupo emergía en Perth, al oeste de Australia, lugar donde el garage-rock y la psicodelia encontraron suelo fértil allá por los 80, con virtuosas bandas  precursoras como los Lime Spiders o Died Pretty, cuyo “Free Dirt” (1986) sonaba como una aleación entre Neil Young y los Doors. Cargada de un contagioso hedonismo juvenil, Pond tiene su razón de ser en dar más alas a la libertad creativa y experimental. Añadiendo un plus de elementos tropicales y electrónicos al sonido de su banda madre, y reinventando los setenta, han conseguido la evolución más actual de este subgénero del pop. 

Fuertes principios y una personalidad inamovible siempre serán sus signos de identidad. Así se mantienen al margen de las tendencias del mercado y evitan que su trabajo esté atado a lucros financieros…“Ya tenemos a Tame Impala, así que Pond no necesita más dinero (risas). No, en serio, muchos sellos no respetan tu integridad como artista. Te dicen: “Oye, ¿puedes grabar otra canción más rollo poppy? Intenta una más” ¡No pueden decirte qué tienes que grabar o no! Eso nos cabrea mucho. Al final de tu vida lo único que vas a tener en mente es si has sido fiel a tu plenitud artística o si has cedido a las imposiciones comerciales para hacerte más rico”

Pond, desde luego, no las han transigido. Siguen tan ingenuos y utópicos como aquella tarde de verano en la que Joseph Ryan les propuso a Nick y Cam crear una crema lo-fi de sonidos que evocaran a palmeras. “Tal vez fueron las moras que comíamos, o la luz del sol, o que nos echaron algo en el té de aquella mañana que nos inspiró lo suficiente para crear el tropical pastiche psicodélico que luego se llamo “Psychedelic Mango”. Al final nuestra música es algo divertido, al menos si tus oídos son capaces de soportar esa especie de ruido blanco que acompaña invariablemente a todas las canciones de pop medio decentes”.

Si bien cada álbum es un nuevo juguete para ellos, y les encanta seguir una línea paródica y desenfadada, el nivel de exigencia y calidad es cada vez más elevado. Nick Allbrook se ha convertido en el líder de la banda, y también en su miembro más extravagante y carismático. Con su aire andrógino, los fans de Tame Impala echarán ahora de menos ese rostro despistado e imberbe que agarraba el bajo. “Nick se ha centrado mucho en este álbum “Hobo Rocket”. Él quería que sonara más ácido, un rock más clásico, con guitarras que protagonicen las canciones, como en  el tema “Alone A Flame A Flower”. También escribió todas las letras, de ahí esos títulos como “Midnight Mass (At The Market Street Payphone)” o “O Dharma”. ¡Todo el mundo nos pregunta por esos títulos! Nadie sabe explicar por qué, sólo él, que es así de espiritual y religioso”, bromea Jay. Y es Nick quien pone el alma de niño, quien coloca las piezas del puzzle y da rienda suelta a toda la imaginación de estos chavales de pelo sucio y enorme talento. Sus riffs hipnóticos nos recuerdan a Televisión, una de esas grandes bandas post-punk que nunca lograron el éxito comercial que merecían. “‘Elevation, ¡don’t go to my head!’ ¡Me flipan!”, dice Cam, tarareando la pegadiza melodía de ‘Elevation’ (Marquee Moon, 1977), “sin duda, han sido y siempre serán una influencia, porque son de lo mejor de la escena estadounidense. Pero si tuviéramos que elegir a alguien para ver hoy en día, nos quedaríamos, por ejemplo, con Jesus & Mary Chain, o con Unknown Mortal Orchestra”.

 

 

En definitiva, “Hobo Rocket” (Modular Records, 2013) es un álbum completo, que recorre todas las facetas de la psicodelia sesentera: una pizca de pop, otra de funk, mucho garage y un rollito retro-futurista. Quien se anime a adentrarse en esta aventura colorista de ocho temas, hallará ecos de los primeros Pink Floyd, de los Byrds de Fifth Dimension o de 13th Floor Elevators. 

 

Y es que las inquietudes de estos avispados muchachos nos gustan, y no sólo a nosotros. El año pasado fueron calificados como “la banda más sexy del mundo” por el semanario británico NME, que destacaba el paso imperturbable y demoledor del lote tan variopinto que conforma Pond. “Somos los más sexys, no hay más que vernos”, dice Jay. “No debe haber muchas bandas sexys entonces. Si nos han elegido a nosotros, es que el mundo de la música tiene serios problemas”, contesta Cam, jocoso.

 

Sexys, ingeniosos y capaces de jugar con tu percepción del tiempo y el espacio. Y es que toda la realidad es susceptible de ser cuestionada, en cuanto un disco de Pond comienza a girar.

Texto LARA FERNANDEZ GUTIERREZ
20-08-2013
Música, Entrevistas