Lados

Magazine dedicado a la difusión de todo tipo de contenidos culturales; música, moda, arte y cine entendiendo cada una de estas disciplinas como una representación de las diferentes vías de expresión de la capacidad interior de múltiples personalidades

LAV Records

Santo, seña y santo a cargo de Miqui Puig.

Los presentes son tiempos de reinvención. Vocablo mágico aplicado a casi todo. La recesión y la penuria económica han llevado a los estamentos productivos a una redefinición de su forma de ser. Una vuelta a los orígenes como superación; la tabla para salir a flote. Reaprovechar, repensar, rediseñar, revisar, recomponorse. El prefijo de la repetición acuñado por todos los verbos relativos a la creación de productos.

Este fenómeno, que afecta a casi todos los sectores, ha tenido mucha incidencia en el campo de la música. El artesano ha vuelto a las palestras de las que nunca tendría que haber salido. El compositor familiarizado con sus herramientas de creación que plantea sus proyectos mediante pequeños pasos y dosis realistas de ambición. Cuidar el proceso, mimar el producto. El reposo como eje para volver al nacimiento de canciones bonitas y discos lógicos para su buena digestión.

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Una buena muestra de todo ello es el sello LAV Records. Una referencia discográfica pensada e impulsada por el músico y productor Miqui Puig. Esta lleva las iniciales de L’Ametlla del Vallès, localidad natal del exlíder de Los Sencillos. Un pueblo que se ha hecho famoso en los últimos tiempos por albergar caras casas de conocidos ladrones de la burguesía catalana, pero que encierra un halo de tensa calma que recuerda a los parajes donde se desarrolló la serie Twin Peaks, de David Lynch.

Un escenario reposado que ha servido de marco para el nacimiento de LAV Records hace ya más de cinco años. En sus primeros pasos, la marca vallesana publicó algunas ediciones limitadas de trabajos en solitario de Miqui Puig, como sencillos y remixes de sus canciones, además de comprar los derechos del imprescindible disco ‟Casualidades” (Naïve ,2004). Pasado un tiempo, el sello sirvió para impregnarse de jóvenes bandas que Miqui Puig empezaba a ver y a creer en sus posibilidades. Formaciones en ciernes a las que él podía enseñar y dirigir para algún día llegar a ser. Sin falsas promesas sobre estrellatos y cheques indecentes. Solo trabajo, amor por las canciones bonitas, adoctrinamiento en la ética de la estética y perseverancia. Porque LAV Records es todo esto. Esencialmente es, como nos cuento el propio Miqui.., ‟una marca, más que una discográfica. Lo que yo intento hacer es aportar mi trabajo y bagaje a los grupos del sello. Grupos de los que me enamoro y con los que trabajo al 100%. Me involucro desde el momento cero. Desde que está hecha la composición intento dirigir todos los pasos, porque intento que la gente no cometa errores que yo he hecho o he vivido, incluso que no les metan goles como a mí me han hecho. Gestionar todo el desgaste emocional y vital que todo ello conlleva. Y siempre teniendo en cuenta que estamos en una época en qué por hacer esto no sacarás rendimientos económicos como se hacía antes. En definitiva encarar carreras, de grupos que me gustan. Para conseguir que LAV Records tenga grupos con una marca y con un estilo.” Artesanía. Concepción de marca. Un mimado proceso de trabajo que sólo se entiende con grupos muy determinados. Y no muchos. Es por eso que el sello sólo tiene actualmente dos grupos en su haber: Illa Carolina y The Free Fall Band.

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Los primeros son una pequeña formación de Parets del Vallés que lleva mucho tiempo gestándose bajo el ingenio de Carol Badillo y Aleix Prats. Dos talentos que han construido una banda y un universo propio a su alrededor. Trabajo de años llevado de la mano por el propio Miqui Puig, que quedó prendado cuando escuchó algunas de sus primeras composiciones. Una dedicación de años que ha desembocado en un brillante primer LP, homónimamente titulado ‟Illa Carolina” (LAV Records/ Buenritmo, 2012). Un disco de doce canciones cantadas en catalán. Pop sencillo, sin grandes artefactos rimbombantes que puedan distraer de su objetivo principal, que no es otro que unas letras certeras, resonantes y barnizadas con una melancolía muy al estilo Twin Peaks. Una buena noticia para la lírica de este país, demasiado ensimismada y preocupada por un falso costumbrismo relleno de gatos, infusiones humeantes y tristeza envasada. Una buena nueva que puede abrazarse sólo con escuchar cortes como ‟No Serveix De Res Fer-Se El Llit”, un auténtico aspirante a himno generacional sí algunos de los supuestos gurús del medio musical pusieran mejor sus orejas en ella. En definitiva, pop a la manera escocesa con intenciones nada vacuas, y que deja otros destellos de ensueño con composiciones como ‟Gran Reserva” o absolutas joyas rítmicas como ‟La Cursa D’honor”. Sobre ellos, Miqui Puig destaca el papel de Carol en las composiciones, ‟por su dualidad de mujer fuerte y delicada a la vez. Una mezcla entre Everything But The Girl y Margaret O’Hara. Illa Carolina son indies sin quererlo. No se ponen un disfraz. Hacen canciones muy puras. Ellos vienen de un grupo de grunge, con lo que tienen un bagaje muy duro. Lo que han hecho ahora es bajar el distorsionador y saber mezclar dureza y fragilidad de una forma muy bestia. Illa Carolina son mi grupo, en el sentido que me hicieron plantear este papel que hago ahora”.

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Sus primos dentro de la familia LAV son los jóvenes de la camada. Los veinteañeros a los que hablar con tacto y dirigirse a ellos con aires paternos. The Free Fall Band son casi adolescentes, pero no son pequeños; porqué son muy grandes. Su aventura empezó con cuatro maqueteras canciones colgadas en su Myspace, y con las que topó el anglófilo y brillante escritor Kiko Amat. éste envió un correo electrónico a sus allegados para anunciarles el diamante en bruto que acababa de vislumbrar. Fue entonces cuando Miqui Puig decidió apadrinarlos. En lugar de regalarles la típica mona de Pascua catalana, los llevó bajo sus paternales y sabios brazos para encaminarlos hacia la senda del pop perfecto. El fruto ha sido el brillante ‟Elephants Never Forget” (Buenritmo/LAV Records, 2012). Un disco redondo, girante, luminoso. Diez canciones que demuestran la intuición compositiva de Jan Cornet y el acertado acompañamiento de sus escuderos instrumentales. Frescor a mares y eruditas reminiscencias que transitan desde The Zombies hasta Orange Juice. Cortes como ‟Zombies” o ‟Miqui´s Two Nostalgic Punk Songs” son representantes fehacientes de estos aromas inspiracionales. Aunque este LP también cuenta con sabrosas guindas como ‟Electric Virgin Mary”, un fugaz coqueteó con la electrónica saldado de forma lustrosa. Canciones redondas de las que su mentor habla con una ancha sonrisa. Así, Miqui cuenta que ‟lo de The Free Fall Band fue un flechazo. Me gustaron al instante de escucharlos. Para mí Jan es como un Xavi o un Messi, es un tío de aquellos que sale cada mucho tiempo. Alguien que está tocado por la mano de Dios para la música. Además el grupo son una piña, son amigos, son humildes y muy trabajadores. Y espero que todo no acabe convirtiéndose en un circo porque la gente los escucha y han tenido cierto reconocimiento. Mi trabajo con ellos ahora es pararles los pies. Tienen que ver la realidad que hay en la música para no perder la perspectiva.”

Así pues, el sello LAV Records cuenta con dos referencias con las que conjuga perfectamente el presente pero con miras a hacerlo aún mejor con el futuro. Un horizonte de pasión y militancia en la música, en el poder local, en la sinceridad y en la honestidad. Valores un poco rebajados en el contexto actual del mercado discográfico. En este sentido el propio Miqui Puig comenta que esta marca nació con la intención de fomentar estas buenas maneras, románticas pero puras en cotas colosales. ‟Basta ya de mimetizar los errores del pasado, cometidos anteriormente tanto por indies como por las grandes multinacionales. La música es un negocio que le funciona a la gente que tiene amor por ello. No hay que cometer el error de alejarse de la realidad; no puedes dejar de patear la calle. También entiendo que hay un punto en qué todos hemos de comer y hemos de ganarnos la vida. En mi caso yo puedo ganarme la vida por otros lados y entonces LAV Records sirve para tener una marca propia. Sirve para hacer camisetas chulas, tazas chulas, chapas chulas. Si un día un grupo nos funciona bienvenido será, pero siempre lo haremos con los pies tocando el suelo. Nosotros queremos hacer tiradas cortas, proyectos acotados, que intenten la implantación del artista. En este sentido Illa Carolina y The Free Fall Band se lo creen de verdad”, nos explica él mismo.

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En definitiva, credenciales vitales para aplicar en la vida en general. En los negocios y en los ocios. Fomentando la lealtad como manera de ser y pensar. Corazón y entrañas. Y a todo ello, sumarle unos calcetines a juego y unos bonitos zapatos italianos. Así lo define Miqui: ‟siempre tratamos de contagiarnos de emoción y de estética. Desde hace años defiendo el concepto de ética-estética. A veces hay grupos que solo son pura estética, imagen. Personalmente creo que ha de haber una parte de ética implícita en aquello que hagas. Evidentemente es un aspecto delicado. En el mundo de la música hay personas que ponen todas sus ilusiones y quieren vivir de ello, y llega el momento en qué tienes que comerte el orgullo. Todos lo hemos hecho. Los límites sobre qué hacer y qué no tiene que marcárselos uno mismo. A mis grupos yo siempre intento inculcarles el nuevo modelo hacia el que caminamos. Para hacer arte y artesanía hemos de ser muy conscientes que no nos ganaremos la vida con esto. No seremos superestrellas, no iremos a grandes estadios ni podremos pasar tres meses de invierno viviendo de rentas. Hemos escogido un modelo de música y de manera de hacer que es minoritario. Pero si queremos hacer una cosa bonita, artesana, y que cuesta dinero, tenemos que aceptar que a veces ganaremos y otras perderemos”.

El valor de la derrota, pues. Como el niño que ve perder a su equipo pero su tío hooligan le explica que ha de seguir animando a los chicos que abandonan el césped cabizbajos. Porque la vida se trata de eso, de perder algunas veces e impregnarse de lo heroico y seguir al pie del cañón. Lecciones aprendidas que seguro llevan marcadas a fuego algunos de los que consiguen sobrevivir en la precaria situación actual Nombres como la Castanya o BCore surgen en esta charla con Miqui Puig. Referenciándose a proyectos pequeños, conscientes de sus posibilidades, pero con buenas maneras y amor entusiasta por lo que hacen. Premisas básicas para asfaltar un camino lleno de piedras. De rocas ilógicas como la subida del IVA cultural. Un yunque que está aplastando a gran parte de la industria del sector. Un collar demasiado pesado que tiene que revertirse para acabar con este sinsentido. Miqui cree que así será. Los gobernantes acabarán dando marcha atrás, por el bien de todos. ‟Esta situación tiene que revertirse. Los que han puesto el IVA al 21% no se han dado cuenta que los clubs de alterne también tienen el IVA al 21%. Y sus políticos y votantes también van al 21%”. Un escenario pesimista, como decíamos al principio. Pero las partes ciegas de la carretera donde no toca el sol y se hace hielo en invierno, luego guardan frescas sombras para el verano. Los días en la vida son de ida y vuelta. Vendrán subidas y llegarán bajadas. El tino deberá estar en saber en qué momento se encuentra uno. ‟Yo soy un previlejado. A mis 44 años he conseguido vivir 24 horas al día alrededor de la música. Escuchando discos, haciendo radio, produciendo grupos, etc. Ganar mucho dinero no es lo prioritario. En mi época ya me sucedió y tampoco me sirvió para nada.Soy muy feliz con lo que hago”, concluye Miqui Puig.

Un hombre que rezuma música. Y ha decido compartir su manera de ser, de ver y de escuchar con los demás, en una bonita historia romántica llamada LAV Records.

Texto Oscar Villalibre Vicente
Fotografía Dani Canto: The Free Fall Band
21-08-2013
Fullscreen, Entrevistas, Música