Bill Callahan
Con más de dos décadas de presencia indiscutible en el panorama del indie internacional, Bill Callahan se postula como uno de los grandes del último medio siglo.
Considérense afortunados los que muy a tiempo compraron las entradas para el concierto que Bill Callahan va a dar en El Nuevo Teatro Apolo de Madrid este lunes 24 de febrero. La cita, dentro de su gira por España del 21 al 26 de este mes, ha conseguido el lleno. Pues para los más rezagados no habrá lugar a poder disfrutar del que una vez fue conocido como Smog.
Con la friolera de dieciocho álbumes de estudio a sus espaldas, poco o nada queda ya de aquel joven de Maryland que por falta de medios grababa sus primeras canciones con lo que podía. Situémonos entonces en los finales de la década de los ochenta, donde el conocido lo-fi arrancaba, y de manera precaria tanto en riqueza musical como en presupuesto los músicos nóveles intentaban abrirse paso. En este caso el destino tuvo a bien concedernos a Bill Callahan, el destino y Dray City que fichó por él y le ha acompañado durante prácticamente toda su carrera desde el lanzamiento de su primer disco, Sewn to the sky.
El rápido crecimiento profesional del norteamericano se hizo patente durante su primera etapa, entre 1993-2000. Aquí, de una manera sustancial y como mágica se pudo ver un aumento en la calidad de cada una de sus canciones que iban incorporando más instrumentos componiendo melodías más complejas. También en estos primeros años se pueden ver la influencia de otros grandes como Jim O’Rourk y Tortoise’s John McEntine, además de tener colaboraciones de la talla de Neil Hagerty.
También es destacable en What Would the Community Think, 1996, el guiño a Chan Marshall haciendo un cover de Red Appels, que más adelante reaparecerá en su disco de covers, Covers Records del año 2000.
Más adelante, ya situados en el nuevo siglo, Bill Callahan nos regaló perlas con nombres y apellidos, Rain of Lens, Supper o A River Ain’t to Much to Love son prueba de ello. La evolución personal nos trajo un canto más maduro, con letras depuradas y temas únicos de los que siempre quedará un poco dentro del que los escucha.
Su melodía, eso es lo que hace de él una adicción, una sensación reconfortante y que suena a estar a salvo, a casa. La progresión armónica que inventa este artista cada vez que saca un nuevo disco entremezclada con su voz de barítono, así como la peculiar estructura de sus letras hicieron de Smog y hacen de Bill Callahan las delicias de quienes disfrutan la buena música. Dentro de sus canciones se leen historias de pareja, relaciones, historias que cantan a la naturaleza y los animales y más recientemente algo de política.
La crítica siempre lo ha tachado de depresivo y de intensamente introvertido. Cosa que ha su público lejos de afectarle para mal le sirvió como confirmación de lo que ellos ya sospechaban y conocían. Más de una vez el propio Callahan a definido su música como un conjunto de personajes o voces que hablan por sí mismo y aunque en cada uno de sus álbumes se puede encontrar una intención concreta, él insiste en que se podría ver toda su discografía como una sola voz, una sola. Normalmente desapasionado, sus letras muestran una oscura ironía, casi siempre ofuscada en un todo emocional complejo y difícil.
En 2007, Comenzó su andada en solitario bajo su propio nombre, Bill Callahan, y dejó para el recuerdo el pseudónimo de Smog. Tras iniciar esta aventura ha tenido una etapa muy productiva ya que en los últimos seis años a firmado cinco álbumes.
Su último trabajo, Dream River, nos presenta la parte más sensual del norteamericano. Calmado, complejo y completo, este último disco se presenta como la continuación de una carrera que no da muestras de terminar. Canciones como Seagull o Spring recuerdan porque gusta, y porque engancha y enamora.
Para los que aun no lo sepan, para este año tiene preparado un nuevo disco del cual conocemos solamente su título Have Fun With God.
No hay mucho más que decir o contar, ahora solo toca escuchar. Aquellos que ya sabían de la existencia de él tienen aun oportunidad de seguir disfrutando de un grande, por el contrario para los que no estén muy familiarizados, para ellos, bien la mejor parte, descubrirle. No dejéis nunca pasar la oportunidad de utilizar a Smog o a Bill Callahan como vuestra banda sonora personal, porque es único, diferente aunque clásico y sobre todo, porque una vez has entrado ya no querrás salir.
24-feb BILL CALLAHAN+ CIRCUIT DES YEUX Madrid Teatro Nuevo Apolo
25-feb BILL CALLAHAN+ CIRCUIT DES YEUX Donostia Kursaal (sala de Cámara)
26-feb BILL CALLAHAN+ CIRCUIT DES YEUX Barcelona Sala Barts .